La isla de Fidra se encuentra frente a la playa de Yellowcraig, muy cerca del pequeño pueblo escocés de Dirleton, al nordeste de Edimburgo. Antes de ser uno de los lugares donde transcurre la acción de La Hermandad Oscura, ya había servido al célebre escritor Robert Louis Stevenson para trazar el mapa de su libro, La isla del tesoro.
Se trata de un lugar atractivo y pintoresco. Consta de una colina en el extremo norte, donde está situado el faro; un promontorio rocoso al sur, y en su mitad una especie de istmo que, cuando no es azotado por las olas, sirve como paso natural para unir ambas. La vertiente sur es un conglomerado de rocas impracticables.
Hace siglos albergó un monasterio y una leprosería dedicada a San Nicolás, sin embargo, en la actualidad se ha convertido en un parque protegido para las aves marinas (gaviotas, frailecillos, alcotanes, pelícanos…) dependiente de la Real Sociedad para la Protección de los Pájaros (RSPB). Las cámaras operadas a distancia en la isla envían fotos a los visitantes que las contemplan desde el Scottish Seabird Cente, situado en el cercano pueblo de North Berwick.
Hasta aquí nada misterioso. Sin embargo, hay algo más:
Según se narra en el Scotichronicon, un manuscrito del siglo XV, el posicionamiento de Fidra con las otras dos islas cercanas, Lamb y Craigleith, es igual al que tienen entre sí las tres pirámides de Guiza (Keops, Kefrén y Micerino), cerca de El Cairo.
¿Es esto importante?
Puede que sí, puede que no. Si quieres saber más, te invitamos a leer la Hermandad Oscura.